Como siempre quedamos delante de un café, para conocerlos juntos. Es un placer que me lleguen novios que se nota a kilómetros que son sinceros con con lo que sienten y sobretodo, que es lo que hace que las fotos se impregnen de ello, con miradas sinceras entre ellos, con unas ganas llenas de amor puro.
A Sergi lo conocí hace tiempo, de hecho trabajamos juntos en mi etapa anterior a dedicarme a la fotografía. Es un honor que su primera y única opción al pensar en un fotógrafo para su boda fuera yo.
A Vane la conocí en ese café y esa sonrisa perpetua me permitió ver el futuro al instante y estar seguro que deslumbraría en cada foto.
El día de en el que todo sucedió, me desplace a Terrassa donde los dos se preparaban y no dejé de disfrutar ya de inicio con las risas, la confianza y una espléndida luz que entraba por la ventana.
El Mas de Sant Lleí, una finca en un entorno magnífico en Vilanova del Vallés, fue el lugar que escogieron para la boda. Con un día perfectamente soleado, una luz deliciosa y un lugar así, uno solo puede que fluir con todo y disfrutar de verdad.
Todo lo demás se habla en fotos.
